miércoles, 7 de julio de 2010

Capítulo II


Tierra carmesí.

Luego de ese suceso emprendimos el viaje de inmediato, mi madre se mantuvo en silencio la mayor parte del camino, por supuesto no la interrumpí supuse como se sentía, por segunda vez en su vida perdía a la persona que amaba, además a pesar de mi edad hice un calculo de mi dolor y supuse que el de ella era mucho mayor.

Contábamos con una caravana de sirvientes que decidieron emprender el viaje junto a nosotros a pesar de los rumores, y un grupo de caballeros que había puesto su tío a nuestra disposición, durante el día custodiaban el carruaje sin descanso por supuesto vigilaban este acto mis sirvientes y las nodrizas de mi madre, una ves que caía el sol mi madre y yo salíamos del carruaje, frente a la pregunta de los presentes hicimos correr el rumor de la delicada salud que yo poseía y terrenos como tales no eran nada favorables para mi, la alimentación de mi madre era complicada ya que no podía hacer desaparecer mucha de sus victimas o levantaríamos sospechas así que intermitentemente desaparecían doncellas que nos acompañaban, pasado varios días llegamos a Hungría nos dirigimos inmediatamente a Budapest, nos demoramos un poco mas de medio día tal vez, al llegar era de noche y el castillo se encontraba con las indicaciones que habíamos dado, la caravana que piso Hungría iba con las indicaciones que dio mi madre, todos tenían túnicas con capuchas para no permitir ves sus rostros, una vez que pisamos el castillo le indico a los caballeros que se podían retirar, inmediatamente y sin replica obedecieron regresando al castillo de Polonia en el cual reinaba su tío, por supuesto con grandes obsequios, de entre los sirvientes a las jóvenes vírgenes se les indico que bajaran a preparar la comida y el baño para nosotros, nunca llegaron a cumplir su tarea ya que instantáneamente al bajar y perder la pista de sus cercanos fueron encarceladas, al resto, mi madre en forma de agradecimiento les dio un banquete y los invito a dirigirse a la zona en la que residían según ella la servidumbre, estos caminaron guiados por una comitiva de personas extrañas vestidas con túnicas y varas que sobresalían de sus bolsillos, por supuesto eran completamente de la confianza de mi madre, una vez se adentraron completamente en el bosque que estaba detrás del castillo, algunos fueron ejecutados en ceremonias y rituales oscuros, los demás al pisar las instalaciones extrañamente pobladas con velas y pentágonos fueron ejecutados al instante, mi madre había dado la orden de matar a toda la caravana que viajaba con nosotros para así no levantar ningún tipo de sospecha, la cofradía de ella celebraba feliz sus rituales con estos sacrificios.

Erzsébet subió a su habitación, la esperaban sus doncellas más cercanas, tenían preparado el baño de mi madre, era un tina llena con sangre, ella se sumergió y absorbió parte de esta, al salir de la tina empapada ordeno a las doncellas que lamieran su cuerpo, ya que ella consideraba que frotar su cuerpo con paños quitaba parte de su belleza, una de las doncellas al hacerlo emitió un sonido como si fuera a vomitar, mi madre instintivamente se giro.

Llévensela!!! –Una de las nodrizas que aguardaba la tomo y la saco de la habitación, unos gritos acompañaban su limpieza, luego al terminar se dirigió a su recamara, en su cama estaba tendida la señorita que había cometido un craso error, Erzsébet se recostó a su lado, y la miro a los ojos, le ordeno- Siéntate –

La mujer le hizo caso hipnotizada por su hermosura como era de costumbre luego ella se sentó a su lado la tomo y clavo sus colmillos en su cuello por fin mi madre había cenado, luego las doncellas sacaron el cuerpo y la dejaron a solas, Erzsébet se recostó en su cama custodiada por sus nodrizas.

Lo que es yo, fui bañado por mis sirvientes que eran solo un poco mayor que yo, cene y me retire a mi cama mire asombrado el dosel que hacia tiempo que no veía, luego me sumergí en un sueño mucho mas profundo de lo que debería, ya que mi cuerpo me solicitaba a gritos descansar.